18 nov 2011

QUE NOS ENSEÑA PROVERBIOS? (1)


PROVERBIOS OFRECE SABIDURÍA PARA LA VIDA, ESPECIALMENTE A LOS MAS JÓVENES.


Proverbios 1:1-6
Quien tenga que estudiar un libro de texto obrará inteligentemente si no bucea en él a tontas y a locas, y lee primero el Índice, pues por medio del resumen se llega al contenido del mismo y se lee la obra con mayor provecho. Este sabio consejo podemos aplicarlo también al libro de Proverbios. Lo mismo que el libro de los Salmos, también Proverbios comienza con un prólogo, que a su vez forma una especie de sumario, y esto se encuentra en Pr.1:1-6, que sigue a continuación:

1 «Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, 2 para aprender sabiduría y doctrina (disciplina), para conocer razones prudentes, 3 para adquirir instrucción y prudencia, justicia, juicio2 y equidad; 4 para dar sagacidad a los ingenuos, y a los jóvenes inteligencia y cordura. 5 El sabio los escucha y aumenta su saber, y el inteligente adquiere capacidad 6 para entender los proverbios y sentencias, las palabras de los sabios y sus enigmas».



En este artículo queremos ocuparnos de las preguntas:
¿Qué quiere enseñarnos Proverbios, y a quién se dirige especialmente?
La respuesta se halla en el título de este capítulo: Proverbios ofrece sabiduría de vida, especialmente a los más jóvenes.

1. Proverbios puede enseñarnos sabiduría.


Con el significado de las diferentes expresiones en Pr. 1:2-6 ocurre lo mismo que con los colores del arco iris: Son por naturaleza colores diferentes, pero se confunden mutuamente
y juntos forman el arco iris. Así, sabiduría, disciplina, consejo, discernimiento, prudencia, conocimiento y circunspección son ciertamente palabras particulares, cada una con su
color propio, pero los límites de su significado son muy difíciles de precisar.
Así también, los autores de los proverbios tampoco se expresaron con conceptos claramente delimitados, sino con palabras sinónimas que se complementan mutuamente, y que juntas reproducen la intención de los poetas.
Como maestros de pura sangre, sabían cuánto poder de persuasión puede ejercer en los discípulos la repetición con otros términos. Así pintaban ellos, con sus diversos sinónimos, los colores que juntamente forman el arco iris de la sabiduría. Los occidentales tratamos de convencer mediante razonamientos abstractos, mientras que los hebreos lo intentan por la influencia directa de la voluntad.
Su argumentación la llevan a cabo “afirmando y repitiendo”, como dice Johs. Pedersen. Así pues, el libro de Proverbios quiere proporcionar eso: sabiduría. Pero, ¿qué entiende la Sagrada Escritura con ese nombre?


a. En Israel, “sabiduría” también significa conocimiento de una profesión. En la Biblia hebrea, la palabra hokhma (sabiduría) tiene un significado más amplio que entre nosotros. A este respecto, casi siempre pensamos exclusivamente en sabiduría de la vida, pero los israelitas decían sencillamente que, por ejemplo, el buen conocimiento de la náutica es una cuestión de sabiduría, Sal. 107: 27. - Ex. 36:4, según, la Biblia hebrea, al referirse a maestro, tenemos una palabra que significa sabio. Allí se está refiriendo a los orfebres y plateros, a los caldereros y perfumadores, a los sastres e hilanderas que habían colaborado en la construcción del tabernáculo y sus accesorios.
Respecto al Templo, la Sagrada Escritura dice que fue edificado por sabios. Cuando Salomón emprendió la construcción del templo, pidió al rey Hiram de Tiro: “Envíame, pues, ahora un hombre hábil (sabio) que sepa trabajar en oro, en plata, en bronce, en hierro, en púrpura, en grana y en azul, y que sepa esculpir con los maestros (sabios) que están conmigo en Judá y en Jerusalén”, 2 Cr. 2:7, cf. 1 R. 7:14. Así habla también la Sagrada Escritura acerca de la sabiduría comercial con que Tiro había adquirido tesoros, Ez. 28: 4-5 y 12; al igual que lo hace sobre la sabiduría para gobernar con que José regentó Egipto a lo largo de años difíciles, Gn. 41:39.
Y en cuanto a la sabiduría para navegar, que durante una fuerte tormenta puede resultar deficiente, ya hablamos anteriormente, Sal. 107:27.
Estos ejemplos permiten ver con cuánta amplitud usa la Sagrada Escritura la palabra hebrea hokhma (sabiduría). Oímos hablar en ella de la sabiduría de los forjadores y arquitectos, maestros de obras y canteros, sastres e hilanderas, marineros y preparadores de ungüentos, reyes y comerciantes.
En resumen, en la Sagrada Escritura la sabiduría también puede referirse al conocimiento especial de alguien; el «knowhow» o saber hacer de su oficio.
Por todo esto, para empezar ya podemos ver en qué sentido tan práctico las Sagradas Escrituras toman la palabra sabiduría. Esta sabiduría nunca es una cuestión de consideraciones limitadas y abstractas, ni de especulaciones teoréticas, sino que tiene que ver totalmente con nuestros ojos y oídos y con nuestras manos y pies. Sabiduría, pues, no es lo mismo que filosofía.
Además, aquí también podemos aprender lo que efectivamente es la sabiduría de la vida, pues queda de manifiesto que Proverbios no ofrece sabiduría en sentido de conocimiento especial técnico, como algunos libros de proverbios egipcios, que son manuales para jóvenes funcionarios, y que se limitan de alguna manera a las reglas o normas de comportamiento que un futuro político o cortesano debía conocer. Por el contrario, Proverbios ofrece la sabiduría de la vida y domina realmente la vida entera.
No obstante, la Biblia hebrea usa, para referirse al conocimiento especial del orfebre, calderero, marinero, rey y mercader, la misma palabra hokhma (sabiduría) que usa para referirse a la sabiduría de la vida de Salomón. El israelita veía esta
concordancia entre las dos, y que entre ambas se acercaba al know-how, el “saber-cómo” de uno y otro.
Pero ¿en qué consistía la sabiduría del orfebre? En que conocía la manera de hacer joyas de oro. Y, ¿en qué consistía la sabiduría del marinero? En que conocía la manera de llevar un buque al puerto de destino. Así la sabiduría de cada profesional consistía en que, en su terreno respectivo, era un experto. Conocía su material y utensilios, y poseía la habilidad para con ellos alcanzar su objetivo. Sabía además lo que se puede y no se puede hacer; pues cada profesión conoce sus reglas prácticas, su orden de trabajo, las limitaciones dentro de las que se debe mover. Lo que los ingleses llaman el know-how de una profesión; el saber cómo hay que afrontar algo. Ahora bien, ¿no vale esto igualmente para nuestra vida diaria?

b. La sabiduría de la vida equivale al “know-how” de la vida.


Diariamente nos ocurre que ponemos a prueba el cómo debemos vivir. Constantemente nos movemos dentro de los límites de lo que se puede y no se puede, y de lo que se debe y no se debe. Al igual que el profesional en su oficio, chocamos diariamente con toda clase de limitaciones. Veamos una de ellas: «Si se embota el hierro, y su filo no es amolado, hay que aumentar el esfuerzo,» Ec. 10:10. Esto vale, naturalmente, para toda clase de situaciones en la vida. Por eso dice Salomón: «La ciencia (sabiduría) del prudente estáen: comprender su camino», Pr. 14:8a.
Como el profesional conoce el camino hacia su objetivo, así el sabio en esta vida conoce el camino justo para emplear su dinero, educar a sus hijos, usar su lengua... en fin, organizar
toda su vida. Como el profesional dispone de la técnica justa para realizar su trabajo, así el piadoso que tiene sabiduría de la vida conoce la «técnica» justa para organizar su vida según las normas que Dios propuso al respecto (de lo que seguiremos hablando en el capítulo siguiente).
Nadie puede incumplir este orden y normas de Dios sin sufrir daño.Todo el libro deProverbios lo enseña: «Si eres sabio, para ti lo eres; si eres escarnecedor (del orden de Dios), sólo tú lo pagarás», Pr. 9:12.
Todo el libro permite ver innumerables ejemplos al respecto.Comete alguien adulterio, entonces trae sobre sí deshonra imborrable, Pr. 6:33. Comienza alguien una discordia, entonces no sabe dónde terminará, Pr. 17:14.Tales hechos van acompañados más o menos de tales consecuencias.
La sabiduría de la vida incluye que se respete humildemente esta interdependencia, teniendo en cuenta constantemente el orden que Dios ha revelado en sus Escrituras y en la creación para la convivencia, y los límites de lo que se puede y está permitido en la vida.
Los traductores de la versión de la Biblia neerlandesa «Statenvertaling» (Versión de los Estados) colocaron junto a Pr. 1:2 esta bonita anotación marginal: Sabiduría es «un conocimiento firme y fundamental de cosas divinas y humanas para conformarse bien uno mismo en fe y vida, cf. 1 R. 3:12».
La sabiduría hace que una persona acepte el sentido humilde de la Sagrada Escritura, por el que se aprende a ver las actitudes justas y a conformarse con la realidad.
El sabio pone atención a sus dones y vocación; no se esfuerza por lo que Dios puso por encima de su alcance. Conoce su espacio de trabajo. No sobrepasa su capacidad de acción. Sabe lo que puede y lo que encaja en la vida, como el orfebre en su ciencia de orfebre. El sabio quiere únicamente lo que puede y lo que encaja en su vida. Como una ley que no está
escrita en el Reino de los cielos, pero que está escrita en la vida: ¡No hay que forzar la cosas!
Se ha de aceptar el mundo como es, ¡pero sin someterse al mismo! Por el contrario, la necedad es revolucionaria e idealista.No cuenta con la realidad, sino que vive de ensoñaciones.El necio rechaza sufrir bajo el látigo de la realidad y no quiere acomodarse a su lugar en ella. Sobre los principios fundamentales de la necedad leeremos más en el capítulo siguiente.
Allí se verá la concordancia o semejanza entre la sabiduría del experto y la sabiduría de Proverbios. Ambas cosas son una cuestión de saber cómo se puede alcanzar el objetivo;
conocer el método exacto; o, como dijo Salomón:«La ciencia (sabiduría) del prudente está en comprender su camino»,Pr. 14:8a. Por supuesto, en el temor de Dios; pero, acerca
de esto seguiremos hablando al comentar Pr. 1:7. Al igual que la sabiduría del experto consiste en la pericia con que ejerce su profesión, así la sabiduría de la vida del justo es la pericia con que, en toda clase de situaciones en la vida, se hace maestro.
A este respecto, Salomón viene a echarnos una mano con sus proverbios, pues el libro de Proverbios quiere enseñarnos la manera justa de vivir. De la mano de cientos de ejemplos
nos permite ver lo que en otros tantos casos haría la sabiduría. Para, de alguna forma, adelantarnos al Capítulo siguiente, he aquí un resumen previo: Sabiduría es la ciencia para vivir eficazmente en el temor de Dios. Según el orden que Él ha revelado en las Sagradas Escrituras y en la creación, para nuestra propia salvación.

Extraído del libro PROVERBIOS de Frans van Deursen (FELiRe)


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