21 nov 2011

EL PODER TRANSFORMADOR DE DIOS

joshua05-rahab                          Josué 2: 1-21 

Al contrario del pensamiento popular, la Escritura eleva a las mujeres de una manera singular, aún cuando se trata de mujeres, que ante los ojos de la sociedad no son de gran estima.
Las Escrituras nos revelan el poder transformador de Dios, que toma un vaso de barro, para convertirlo en un instrumento para su gloria. 
Al leer las páginas de la biblia podemos
encontrarnos con mujeres tan sencillas como cualquiera de nosotras, o con vidas tan intrincadas dignas de una novela dramática, pero que vieron la mano del Soberano sobre sus vidas, mas allá de las circunstancias
,mas allá de los prejuicios y mas allá que sus propias fuerzas, y por nombrar una: Rahab, una mujer, sin el mas mínimo mérito moral, tanta bajeza rodeaba su vida que la conocemos como Rahab " la ramera", puede alguien con ese título ser vista por los ojos de Dios? aquella mujer que vivía en Jericó, era más culpable de los pecados contra Dios que el resto de los habitantes de la ciudad?, ella era una pecadora mas en un pueblo de pecadores, próximo a recibir el juicio del Señor, mas allí estaba la misericordia de Dios, llamando a los inmerecedores, a los parias, a los débiles.. a Rahab!



Ese llamado que es irresistible para los que son suyos, Rahab era una escogida de Dios, una oveja perdida en la espesa oscuridad del pecado, pero una oveja que pertenecía al buen Pastor, y sus ovejas oyen su voz y le siguen, Rahab oyó la voz de Aquel que tiene el poder de resucitar a los muertos, y ese día la levantó de entre los muertos espirituales.
Un vaso de barro, sin valor para los hombres, inútil para aquellos que ven lo de afuera, fue una joya pulida en las manos de Dios, Rahab la ramera, fue elevada del estercolero a los lugares celestiales en Cristo Jesús, y como si la gracia no hubiera bastado, Dios se encargó de colocarla en la lista de antepasados de Nuestro Salvador Jesucristo, aquel título indigno de " ramera" magnifica la gracia de Dios sobre Rahab.
Mirando atrás, podemos ver el mismo patrón en nuestras vidas, éramos tan débiles cuando Dios nos amó, aún podemos ver las cicatrices que dejó el pecado en nuestras vidas, pero las marcas del pecado, revelan cuanta necesidad teníamos de un Salvador, al igual que Rahab , nuestro pasado lo único que hace es glorificar la misericordia de Nuestro Padre, aquel de quien fluyó la gracia transformadora.
Lo que somos en Cristo es lo que tiene auténtico valor para Dios, tu valor no radica en quien eres exteriormente, en tus logros humanos, o en tus bondades, tampoco radica en cuan bajo hayas descendido, en lo sucia que te veas, o en lo inútil que te sientas, sino, en quien Cristo puede transformarte si escuchas hoy su voz y corres a El

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