17 nov 2011

PONLO A MI CUENTA

    Y si en algo te dañó o te 
    debe, ponlo a mi cuenta.  
              Filemón 18


Este es uno de esos versos de la Biblia, que son leídos una y otra vez, pero que cuando ahondamos mas allá de la superficie de las letras y de la cita directa, podemos encontrar una perla con la cual Dios adorna  sus pensamientos para  los hombres.

Históricamente la carta está dirigida a Filemón, un hombre quien había conocido la gracia de Dios bajo el ministerio de Pablo, de una posición económica holgada, podríamos decir que poseía al menos un esclavo, cuyo nombre era Onésimo ( Lit.Útil: nombre común para los esclavos), pero irónicamente este esclavo Útil, que en ese momento no era creyente, viendo la ocasión, robó dinero de Onésimo, y huyó con la esperanza de perderse en la población de esclavos de la ciudad de Roma.

Allí, providencialmente se encuentra con Pablo, quien le predica el evangelio, y éste se convierte a Cristo. Onésimo siendo un nuevo creyente y  transformado por la gracia de Dios, se queda al servicio de Pablo en Roma ganandose el afecto y la amistad del apóstol.
Pero al haber robado y huir, Onésimo quebrantó  la ley romana y defraudó a su amo.Pablo sabía que no podía evadir estos asuntos tan graves, así que lo envía de nuevo a Colosas con Tiquico llevando una de sus epístolas pastorales a la Iglesia de esa ciudad, y esta amorosa carta personal a Filemón, alentándolo a perdonar a su esclavo y darle la bienvenida de nuevo a su hogar, esta vez, no solo como esclavo a su servicio, sino como hermano en la fe.

Dentro de tantas recomendaciones amorosas, y muestras de afecto hacia Filemón encontramos esta frase: Y si en algo te dañó o te debe (Onésimo), ponlo a mi cuenta, una frase sencilla pero a la vez profunda, una tremenda analogía de la Justificación que tenemos en Cristo. .Así como Onésimo, este esclavo condenado, rebelde, y defraudador de su amo, que merecía un castigo ejemplar de parte de parte de su Señor, todos nosotros nos encontrábamos en la misma condición.
Pablo, intercede por Onésimo con estas palabras frente Filemón, al igual que Cristo intercedió e intercede constantemente delante del Padre por sus escogidos.
Cristo se presenta delante del Padre, con su justicia perfecta, con méritos abundantes y perfección absoluta, llevando a su lado, a hombres que fueron creados para la gloria y servicio a Dios, pero que se tornaron inútiles y rebeldes defraudando a su Amo Soberano.
Cristo es el Intercesor por excelencia,  El con todo derecho puede dirigirse al Padre  y decirle:Y si en algo te dañó o te debe, ponlo a mi cuenta!
Así, hombres indignos de perdón, alcanzan  justicia delante del Padre, por medio de Cristo, volvemos a la casa de Aquel que nos creó para su Gloria esclavos de la justicia, pero también como hijos amados por el  Padre en Cristo Jesús














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